Por José Victor Candelario López.
Si tienes curiosidad acerca del clima del mundo del futuro, es en el que te tocará vivir el resto de tus días o en el que vivirán tus hijos y nietos, entonces una mirada a las predicciones que han hecho los científicos.
Predecir las características generales del clima futuro es factible, útil y necesario.
Desde que los científicos se dieron cuenta de que la temperatura promedio de la superficie del planeta podría alterarse por el cambio en la concentración atmosférica del los GEI, comenzaron a hacer cálculos. Les interesaba saber, qué temperaturas podrían alcanzarse en la tierra con ciertas concentraciones de bióxido de carbono. Sus resultados han ayudado a entender que consecuencias podrían derivarse del aumento de los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, y con ello desarrollar distintos escenarios, entre los que destacan los realizados por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
En el mundo.
En 2007 el IPCC presentó su cuarto informe de evaluación, cuyas conclusiones son muy preocupantes. Se plantea que de seguir la tendencia actual en la emisión de los gases de efecto invernadero, en el año 2100 la concentración global CO2 podría ser de entre 540 y 970 partes por millón. Recuerda que la concentración actual es de 385 y en la época preindustrial era de tan sólo 280 partes por millón.
Este incremento en la concentración de los gases de efecto invernadero, como ahora sabemos, no irá sólo, afectará también la temperatura. El IPCC prevé que para la última década del siglo XXI, la temperatura promedio mundial podría aumentar entre 1.8 y 4 grados centígrados. Es posible que este incremento de temperatura parezca pequeño o poco significativo, ya que seguramente habrás vivido días consecutivos con cambios abruptos de temperatura –como los que ocurren, por ejemplo, cuando entra un “frente frio” o una “ola de calor”-, pero lo que debes tener en cuenta es que las proyecciones consideran cambios “promedio”, es decir, cambios en la temperatura general de los años, por así decirlo, y no de días aislados.
La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, así como las temperaturas del aire y del mar está conectada de manera muy íntima con otros elementos del ambiente. Los científicos ahora saben con relativa confianza que se afectarán los regímenes de precipitación, los hielos presentes en los polos y en las cimas de volcanes y cordilleras, el nivel del mar y las especies y sus ecosistemas, y finalmente, a nosotros, los seres humanos. De hecho se verán afectados los elementos de nuestra vida diaria tales como la alimentación, la salud y la seguridad.
Se pronostica que cualquier incremento de la temperatura, provocará que aumente el número de personas en el mundo que sufran escasez de agua. En el caso de los alimentos, en las latitudes bajas del planeta, la producción de cereales podría reducirse si el aumento de la temperatura promedio alcanza los 2 o 3 grados centígrados. Se espera que se presente una mortalidad generalizada de los corales en los océanos. También las enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores podrían ampliar sus aéreas de distribución con el aumento de la temperatura global.
Es importante que consideres que los impactos en los elementos del ambiente no serán los mismos ni tendrán la misma intensidad en todas las regiones del mundo. Es probable que cada una de ellas, por sus características y condiciones particulares, sufra el cambio climático y sus consecuencias de manera distinta. En Latinoamérica, Europa y Oceanía, se pronostica una reducción importante de la biodiversidad; la disponibilidad de agua podría decrecer en casi todas las regiones, con excepción de las zonas polares y las inundaciones en las zonas costeras afectarían especialmente a Europa, Asia y Oceanía.
Es importante que consideres
que los impactos en los elementos del ambiente no serán los mismos ni
tendrán la misma intensidad en todas las regiones del mundo. Es probable
que cada una de ellas, por sus características y condiciones
particulares, sufra el cambio climático y sus consecuencias de manera
distinta. En Latinoamérica, Europa y Oceanía, se pronostica una
reducción importante de la biodiversidad; la disponibilidad de agua
podría decrecer en casi todas las regiones, con excepción de las zonas
polares y las inundaciones en las zonas costeras afectarían
especialmente a Europa, Asia y Oceanía.
En México.
Los expertos han previsto que la temperatura promedio de México en el año 2020 podría ser entre 1.5 y 2.5 grados centígrados mayores que la actual y llegaría hasta los 2 y 4 grados centígrados para el año 2080, con variaciones regionales: la región norte sería la que registre los mayores incrementos en la temperatura.
Junto con la temperatura del aire, la de los mares también será mayor en el futuro: en el Caribe, Golfo de México y Pacífico podría aumentar entre uno y dos grados centígrados a partir del año 2020. Como consecuencia es muy probable que los huracanes aumenten en intensidad y, con ello, sus efectos sobre la población y los ecosistemas cercanos a la costa.
Los huracanes no serán la única consecuencia del calentamiento del agua de los océanos, también se prevén inundaciones por el incremento del nivel del mar. En lo que se refiere a las lluvias, los estudios sugieren que podrían reducirse en el invierno hasta 15 % en las zonas del centro de México y 5 % en el Golfo. Además, el número de tormentas severas podría aumentar, es decir, que esos eventos en los que llueve de manera torrencial y que causan inundaciones y deslaves, sean más frecuentes.
Los ecosistemas mexicanos también podrían sufrir por el cambio climático. Las principales causas serán los aumentos de la temperatura (que podrían provocar mayores y más intensos incendios forestales). Las alteraciones del ciclo hidrológico y los eventos meteorológicos extremos (como los huracanes e inundaciones).
Es importante mencionar que los efectos del cambio climático serán diferentes dependiendo del tipo de ecosistema. Los tipos de vegetación que podrían registrar los mayores cambios en sus superficies son los pastizales, matorrales de las zonas áridas y bosques de encino. Tres ecosistemas importantes y ricos en biodiversidad. Como consecuencia de la disminución en la disponibilidad del agua en el país, la producción de alimento también podría afectarse. Los expertos indican que para el año 2020 la superficie con condiciones adecuadas para el cultivo de maíz de temporal podría contraerse.

Desde que los científicos se dieron cuenta de que la temperatura promedio de la superficie del planeta podría alterarse por el cambio en la concentración atmosférica del los GEI, comenzaron a hacer cálculos. Les interesaba saber, qué temperaturas podrían alcanzarse en la tierra con ciertas concentraciones de bióxido de carbono. Sus resultados han ayudado a entender que consecuencias podrían derivarse del aumento de los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, y con ello desarrollar distintos escenarios, entre los que destacan los realizados por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
En el mundo.
En 2007 el IPCC presentó su cuarto informe de evaluación, cuyas conclusiones son muy preocupantes. Se plantea que de seguir la tendencia actual en la emisión de los gases de efecto invernadero, en el año 2100 la concentración global CO2 podría ser de entre 540 y 970 partes por millón. Recuerda que la concentración actual es de 385 y en la época preindustrial era de tan sólo 280 partes por millón.
Este incremento en la concentración de los gases de efecto invernadero, como ahora sabemos, no irá sólo, afectará también la temperatura. El IPCC prevé que para la última década del siglo XXI, la temperatura promedio mundial podría aumentar entre 1.8 y 4 grados centígrados. Es posible que este incremento de temperatura parezca pequeño o poco significativo, ya que seguramente habrás vivido días consecutivos con cambios abruptos de temperatura –como los que ocurren, por ejemplo, cuando entra un “frente frio” o una “ola de calor”-, pero lo que debes tener en cuenta es que las proyecciones consideran cambios “promedio”, es decir, cambios en la temperatura general de los años, por así decirlo, y no de días aislados.
La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, así como las temperaturas del aire y del mar está conectada de manera muy íntima con otros elementos del ambiente. Los científicos ahora saben con relativa confianza que se afectarán los regímenes de precipitación, los hielos presentes en los polos y en las cimas de volcanes y cordilleras, el nivel del mar y las especies y sus ecosistemas, y finalmente, a nosotros, los seres humanos. De hecho se verán afectados los elementos de nuestra vida diaria tales como la alimentación, la salud y la seguridad.
Se pronostica que cualquier incremento de la temperatura, provocará que aumente el número de personas en el mundo que sufran escasez de agua. En el caso de los alimentos, en las latitudes bajas del planeta, la producción de cereales podría reducirse si el aumento de la temperatura promedio alcanza los 2 o 3 grados centígrados. Se espera que se presente una mortalidad generalizada de los corales en los océanos. También las enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores podrían ampliar sus aéreas de distribución con el aumento de la temperatura global.
En México.
Los expertos han previsto que la temperatura promedio de México en el año 2020 podría ser entre 1.5 y 2.5 grados centígrados mayores que la actual y llegaría hasta los 2 y 4 grados centígrados para el año 2080, con variaciones regionales: la región norte sería la que registre los mayores incrementos en la temperatura.
Junto con la temperatura del aire, la de los mares también será mayor en el futuro: en el Caribe, Golfo de México y Pacífico podría aumentar entre uno y dos grados centígrados a partir del año 2020. Como consecuencia es muy probable que los huracanes aumenten en intensidad y, con ello, sus efectos sobre la población y los ecosistemas cercanos a la costa.
Los huracanes no serán la única consecuencia del calentamiento del agua de los océanos, también se prevén inundaciones por el incremento del nivel del mar. En lo que se refiere a las lluvias, los estudios sugieren que podrían reducirse en el invierno hasta 15 % en las zonas del centro de México y 5 % en el Golfo. Además, el número de tormentas severas podría aumentar, es decir, que esos eventos en los que llueve de manera torrencial y que causan inundaciones y deslaves, sean más frecuentes.
Los ecosistemas mexicanos también podrían sufrir por el cambio climático. Las principales causas serán los aumentos de la temperatura (que podrían provocar mayores y más intensos incendios forestales). Las alteraciones del ciclo hidrológico y los eventos meteorológicos extremos (como los huracanes e inundaciones).
Es importante mencionar que los efectos del cambio climático serán diferentes dependiendo del tipo de ecosistema. Los tipos de vegetación que podrían registrar los mayores cambios en sus superficies son los pastizales, matorrales de las zonas áridas y bosques de encino. Tres ecosistemas importantes y ricos en biodiversidad. Como consecuencia de la disminución en la disponibilidad del agua en el país, la producción de alimento también podría afectarse. Los expertos indican que para el año 2020 la superficie con condiciones adecuadas para el cultivo de maíz de temporal podría contraerse.

Muy buena Información, me sirvió de mucho para mi investigación, saludos.
ResponderEliminarGracias por su ayuda, me sirvio para trabajar.
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